lunes, 28 de abril de 2014

El Cuartel de La Montaña donde comenzó la Batalla


El Cuartel de La Montaña
donde comenzó la Batalla

Jesús Matheus Linares

Emoción, alegría, rabia, lágrimas, silencio, estupor, firmeza, seguridad, compromiso, son las frases que brotan de los labios de cada uno de los visitantes, que esa mañana asoleada del tercer sábado de abril, al mediodía, visitan el histórico lugar. En cada uno de los rostros  marcha en forma peregrina, el legado de un hombre de pueblo que se consustanció tanto con su pueblo, que hoy día está sembrado en lo más profundo de su corazón.
“Hoy traemos a nuestra familia, mi esposa, mis hijos para que en ellos, hijos de Chávez, y nosotros hijos de Chávez, sigamos con él vivos en nuestro corazón, para que ellos entiendan que éste nuestro Padre nos dejó un camino trazado, él no se fue, está con nosotros, físicamente no está, pero su legado está con nosotros y nosotros por él seguiremos haciendo Patria, la patria que él nos dejó la seguiremos, como el alfarero, siguiendo dándole forma para que él como nuestro padre Simón Bolívar, él no aró en el mar, él dejó sembrada en nosotros sembrada la semilla de Patria, y seguiremos teniendo Patria tal cual como lo dejó” así lo relata emocionado Luis Souquet, oriundo de Caripito, estado Monagas, junto a su esposa, Rosmar Suárez, Luis Elché Suárez y Rocío Regina.
Amor profundo
Refiere que “lo amamos profundamente, no ha habido en nuestra historia contemporánea ni en lo nacional  ni en lo internacional un hombre de las dimensiones de nuestro Comandante, el hombre lleno de amor, de amplitud, de un corazón tan amplio que el mundo entero y todo el sistema de la vía láctea no cabe en su corazón. Lo amamos por siempre, mi esposa, mis hijos, están aquí y nosotros en todas partes somos pregoneros de Chávez. Chávez vive la Patria sigue y seguimos luchando por Chávez. Hasta la victoria siempre”, sus palabras brotan de lo más profundo de su corazón, no oculta la emoción que desbordan las lágrimas en sus brillosos ojos.
Pero para la zuliana Ana Margarita Valbuena Pérez, quien viajó desde Maracaibo, para visitar el Cuartel de La Montaña, era su más deseado anhelo. “Quería ir donde mi hija, pero primero quería llegar acá, porque desde que él se murió hace un año, ¿no sé? pareciera mentira. Pero estar aquí es algo muy bello, siempre había tenido deseos de venir para acá, porque cuando él se murió quería venir pero mis hijas no me dejaban venir. Anhelaba algún día venir para acá. El fue un Presidente que como hombre fue bueno, humanitario, ayudó a la gente, hizo a las misiones, estuve en una de ellas, y me ha sentido bastante la muerte de mi Comandante. Ando por aquí y ando mal, porque siento ¿no sé?, como si fuera mi padre, mi hermano, ay. Ana Margarita no aguanta la emoción y  empieza a llorar. 
En el corazón
Trina Méndez, viene del estado Táchira y también se encuentra en la visita sabatina. Considera que estar en el Cuartel de la Montaña, ha sido lo más espectacular que la ha ocurrido. “Es una tristeza de saber que no está pero siempre lo vamos a llevar en el corazón, de verdad me siento muy feliz.”
Pero también hay personas como Judith Moreno, de Los Teques, recuerda al Comandante “por todo, las cosas que él hizo. En el Museo, “sentí de todo porque esta es la segunda vez que he venido”.
Ana de Carrillo, del Estado Táchira, confiesa “una emoción muy grande. Se siente como si el Presidente eterno estuviese mirándonos, es algo impactante para mí, porque mi sueño era verlo en persona, pero jamás lo pude ver en persona, pero me siento orgullosa, de estar recorriendo hoy el Museo. Siento una emoción, emoción, como ganas de gritar, pero es imposible gritar porque está prohibido, pero si mucho orgullo de que nuestro Dios nos haya traído a Venezuela un Presidente como Hugo Rafael Chávez Frías. Recuerdo demasiadas cosas, ahora más que nunca se siente la presencia de él, claro lo está haciendo muy bien nuestro presidente Maduro, pero jamás, jamás, vendrá un Hugo Chávez Frías”.
Para otro tachirense, Eduardo Ramírez Carrillo, “esta visita  al Museo es algo único, que uno puede decir que Chávez tenía razón, cuando nos llama a luchar ¿no? A seguir combatiendo, y a construir la Patria que queremos, la patria bonita, la patria grande, gran patria -como él la llamaba- latinoamericana. La verdad que venir hoy al Museo de la Revolución es una experiencia muy bonita, quería venir desde hace bastante tiempo, hasta hoy se me presentó la oportunidad. Le doy gracias a Dios, de poder visitar al comandante Chávez, de verdad que esto ha sido maravilloso.    
Y es que desde el 15 de marzo de 2013, miles de personas, venidas de diversas latitudes del interior y del exterior el país, han desfilado frente a los restos del comandante Hugo Chávez Frías, en “el Cuartel de La Montaña”, llamado así por el propio Presidente. El monumento está construido en un solo bloque de granito, además de estar constituido por hierro y mampostería. A su vez, conjuga los cuatro elementos, porque en él se mezclan el agua, la piedra, el viento y el fuego, concebido por el arquitecto Fruto Vivas.
 Está rodeado de los bloques que lo alzaron, donde los vecinos del 23 de Enero, los que desde 1992 memorizaban “Chávez” y “por ahora”, ahora ven como el emblemático lugar está coronado por un 4F color terracota, porque el líder de la revolución volvió al lugar donde comenzó su batalla el 4 de febrero de 1992.
“El Arte levanta el alma”
Nunca se imaginaron el presidente Cipriano Castro y la junta que le tocó dar el veredicto al proyecto "el arte levanta el alma”, el 04 de julio de 1903, del ingeniero Alejandro Chataing y del arquitecto Jesús María Rosales Bosque, que 110 años más tarde, se convertiría en el Museo de la Revolución, para recordar para siempre y por siempre a Chávez.
Ubicado sobre una colina en Monte Piedad, en la Planicie del populoso “23 de enero”, esta edificación fue construida inicialmente como primera sede la Academia Militar de Venezuela, que abrió sus espacios en 1910. En la década de 1940 se convirtió en el Ministerio de Defensa y en 1981, el sitio se convirtió en el Museo de historia militar.
La historia de este lugar daría un giro en 1992, cuando Hugo Chávez dirigiera desde ese sitio estratégico la rebelión militar contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, a lo alto de Caracas y cerca de Miraflores.
El reportero gráfico que me acompaña, Julio Rojas, a bordo de su vehículo de dos ruedas,  nos hace el recorrido por la subida de El Calvario, desde donde se divisa estratégicamente el valle de Los Caracas, en lo que fue el acceso al antiguo Ministerio de la Defensa, hasta arribar a la plaza 4 de febrero, en la entrada del museo y lugar ícono de esta popular parroquia, los habitantes de este sector están orgullosos, según nos comentan algunos, de que los restos del Comandante reposen aquí. Es un lugar estratégico,  desde él se puede observar el parque El Calvario, el Arco de la Federación, el Palacio de Miraflores, las Torres del Silencio, el 23 de Enero, y el Observatorio Cajigal. 4:25PM Es la hora oficial de la muerte de Hugo Chávez. Suenan cañonazos. Lso presentes aplauden, celebran y lloran. Es el tributo de un pueblo a un hombre del pueblo que llegó para quedarse siempre. Al fondo, dentro del cuartel los restos de Chávez descansan custodiados por cuatro guardias de honor, dos de cada lado, quienes hacen cambios de guardia cada cinco horas. Afuera en la ciudad, sigue la cotidianidad.








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