donde comenzó la Batalla
Jesús Matheus Linares
Emoción, alegría, rabia, lágrimas, silencio, estupor,
firmeza, seguridad, compromiso, son las frases que brotan de los labios de cada
uno de los visitantes, que esa mañana asoleada del tercer sábado de abril, al
mediodía, visitan el histórico lugar. En cada uno de los rostros marcha en forma peregrina, el legado de un
hombre de pueblo que se consustanció tanto con su pueblo, que hoy día está sembrado
en lo más profundo de su corazón.
“Hoy traemos a nuestra familia, mi esposa, mis hijos
para que en ellos, hijos de Chávez, y nosotros hijos de Chávez, sigamos con él
vivos en nuestro corazón, para que ellos entiendan que éste nuestro Padre nos
dejó un camino trazado, él no se fue, está con nosotros, físicamente no está,
pero su legado está con nosotros y nosotros por él seguiremos haciendo Patria,
la patria que él nos dejó la seguiremos, como el alfarero, siguiendo dándole
forma para que él como nuestro padre Simón Bolívar, él no aró en el mar, él
dejó sembrada en nosotros sembrada la semilla de Patria, y seguiremos teniendo
Patria tal cual como lo dejó” así lo relata emocionado Luis Souquet, oriundo de
Caripito, estado Monagas, junto a su esposa, Rosmar Suárez, Luis Elché Suárez y
Rocío Regina.
Amor
profundo
Refiere que “lo amamos profundamente, no ha habido en
nuestra historia contemporánea ni en lo nacional ni en lo internacional un hombre de las
dimensiones de nuestro Comandante, el hombre lleno de amor, de amplitud, de un
corazón tan amplio que el mundo entero y todo el sistema de la vía láctea no
cabe en su corazón. Lo amamos por siempre, mi esposa, mis hijos, están aquí y
nosotros en todas partes somos pregoneros de Chávez. Chávez vive la Patria
sigue y seguimos luchando por Chávez. Hasta la victoria siempre”, sus palabras
brotan de lo más profundo de su corazón, no oculta la emoción que desbordan las
lágrimas en sus brillosos ojos.
Pero para la zuliana Ana Margarita Valbuena Pérez,
quien viajó desde Maracaibo, para visitar el Cuartel de La Montaña, era su más
deseado anhelo. “Quería ir donde mi hija, pero primero quería llegar acá,
porque desde que él se murió hace un año, ¿no sé? pareciera mentira. Pero estar
aquí es algo muy bello, siempre había tenido deseos de venir para acá, porque
cuando él se murió quería venir pero mis hijas no me dejaban venir. Anhelaba
algún día venir para acá. El fue un Presidente que como hombre fue bueno,
humanitario, ayudó a la gente, hizo a las misiones, estuve en una de ellas, y
me ha sentido bastante la muerte de mi Comandante. Ando por aquí y ando mal,
porque siento ¿no sé?, como si fuera mi padre, mi hermano, ay. Ana Margarita no
aguanta la emoción y empieza a llorar.
En el
corazón
Trina Méndez, viene del estado Táchira y también se
encuentra en la visita sabatina. Considera que estar en el Cuartel de la
Montaña, ha sido lo más espectacular que la ha ocurrido. “Es una tristeza de
saber que no está pero siempre lo vamos a llevar en el corazón, de verdad me
siento muy feliz.”
Pero también hay personas como Judith Moreno, de Los
Teques, recuerda al Comandante “por todo, las cosas que él hizo. En el Museo,
“sentí de todo porque esta es la segunda vez que he venido”.
Ana de Carrillo, del Estado Táchira, confiesa “una
emoción muy grande. Se siente como si el Presidente eterno estuviese
mirándonos, es algo impactante para mí, porque mi sueño era verlo en persona,
pero jamás lo pude ver en persona, pero me siento orgullosa, de estar
recorriendo hoy el Museo. Siento una emoción, emoción, como ganas de gritar,
pero es imposible gritar porque está prohibido, pero si mucho orgullo de que
nuestro Dios nos haya traído a Venezuela un Presidente como Hugo Rafael Chávez
Frías. Recuerdo demasiadas cosas, ahora más que nunca se siente la presencia de
él, claro lo está haciendo muy bien nuestro presidente Maduro, pero jamás,
jamás, vendrá un Hugo Chávez Frías”.
Para otro tachirense, Eduardo Ramírez Carrillo, “esta
visita al Museo es algo único, que uno
puede decir que Chávez tenía razón, cuando nos llama a luchar ¿no? A seguir
combatiendo, y a construir la Patria que queremos, la patria bonita, la patria
grande, gran patria -como él la llamaba- latinoamericana. La verdad que venir
hoy al Museo de la Revolución es una experiencia muy bonita, quería venir desde
hace bastante tiempo, hasta hoy se me presentó la oportunidad. Le doy gracias a
Dios, de poder visitar al comandante Chávez, de verdad que esto ha sido
maravilloso.
Y es que desde el 15 de marzo de 2013, miles de
personas, venidas de diversas latitudes del interior y del exterior el país,
han desfilado frente a los restos del comandante Hugo Chávez Frías, en “el
Cuartel de La Montaña”, llamado así por el propio Presidente. El monumento está
construido en un solo bloque de granito, además de estar constituido por hierro
y mampostería. A su vez, conjuga los cuatro elementos, porque en él se mezclan
el agua, la piedra, el viento y el fuego, concebido por el arquitecto Fruto
Vivas.
Está rodeado de
los bloques que lo alzaron, donde los vecinos del 23 de Enero, los que desde 1992
memorizaban “Chávez” y “por ahora”, ahora ven como el emblemático lugar está
coronado por un 4F color terracota, porque el líder de
la revolución volvió al lugar donde comenzó su batalla el 4 de febrero de 1992.
“El Arte levanta el alma”
Nunca se imaginaron el presidente Cipriano Castro y la
junta que le tocó dar el veredicto al proyecto "el arte levanta el alma”, el
04 de julio de 1903, del ingeniero Alejandro Chataing y del arquitecto Jesús
María Rosales Bosque, que 110 años más tarde, se convertiría en el Museo de la
Revolución, para recordar para siempre y por siempre a Chávez.
Ubicado sobre una colina en Monte Piedad, en la Planicie del populoso “23
de enero”, esta edificación fue construida inicialmente como primera sede la
Academia Militar de Venezuela, que abrió sus espacios en 1910. En la década de
1940 se convirtió en el Ministerio de Defensa y en 1981, el sitio se convirtió
en el Museo de historia militar.
La historia de este lugar daría un giro en 1992, cuando Hugo Chávez
dirigiera desde ese sitio estratégico la rebelión militar contra el entonces
presidente Carlos Andrés Pérez, a lo alto de Caracas y cerca de Miraflores.
El reportero gráfico que me acompaña, Julio Rojas, a bordo de su vehículo
de dos ruedas, nos hace el recorrido por
la subida de El Calvario, desde donde se divisa estratégicamente el valle de
Los Caracas, en lo que fue el acceso al antiguo Ministerio de la Defensa, hasta
arribar a la plaza 4 de febrero, en la entrada del museo y lugar ícono de esta
popular parroquia, los habitantes de este sector están orgullosos, según nos
comentan algunos, de que los restos del Comandante reposen aquí. Es un lugar estratégico, desde él se puede observar el parque El
Calvario, el Arco de la Federación, el Palacio de Miraflores, las Torres del
Silencio, el 23 de Enero, y el Observatorio Cajigal. 4:25PM Es la hora oficial de la muerte de Hugo Chávez. Suenan cañonazos. Lso
presentes aplauden, celebran y lloran. Es el tributo de un pueblo a un hombre
del pueblo que llegó para quedarse siempre. Al fondo, dentro del cuartel los restos de Chávez descansan custodiados por cuatro
guardias de honor, dos de cada lado, quienes hacen cambios de guardia cada
cinco horas. Afuera en la ciudad, sigue la cotidianidad.