18 y 19 de abril en Miraca,
Iglesia de Baraived (Estado Falcón)
Fiestas Patronales en Honor a la Virgen de Coromoto en
el pueblo del Barro
-Jesús Matheus Linares-
Del
21 de abril al 4 de mayo, el pueblo de Miraca, en el municipio Falcón, en la
Península de Paraguaná se honra a la
Virgen de Coromoto, a través de diversas actividades religiosas y culturales,
en el marco de las fiestas patronales que como cada año buscan fortalecer la fe
de la miraquenses.
Las
festividades originalmente se celebran los días 18 y 19 de abril, se realizan vísperas
y misa solemne; el encuentro de patronos
y las novenas para continuar con la tradición de la visita de la virgen a las
casas de la comunidad.
Miraca
es un pueblo muy típico que se encuentra en el municipio Falcón de la península
de Paraguaná. Es un pueblo muy pintoresco en el cual muchas de las familias se
dedican a la elaboración de piezas de barro cocido.
A
la llegada de los españoles era una comunidad de indios Caquetíos. Las familias
asentadas aquí eran diestras en el trabajo del barro cocido. En esta población
se conserva intacto el ancestro Caquetío. La técnica con la que se elaboran sus
famosas vasijas es la misma de hace siglos.
La
imagen de la Virgen de La Coromoto, Patrona de Miraca; está en la casa de la
familia Martínez desde 1943. Sus primeras fiestas se celebraron en la iglesia
de Baraived ya que en Miraca no existía capilla. Esta tradición se mantiene
vigente en la comunidad de Miraca que los 18 y 19 de abril celebra las fiestas
patronales en honor a la virgen.
En
los alrededores del pueblo se encuentra el Parque Miraca, construido en 1978,
es un área recreativa de 2,7 ha totalmente desarrolladas para la conservación
de una flora conformada por plantas cactáceas, leguminosas y sábila (agave).
El
lugar tiene nombradía desde los días de Nicolás Federmann, en marzo de 1530,
cuando desembarco en Chaure y en su viaje hacia Coro se detuvo a calmar su sed
en una fuente cercana a un poblado indígena que encontró en su ruta. Lo que
quiere decir que este poblado indígena era numeroso en los primeros años de la
conquista. El cronista Juan de Castellanos en 1540, en su obra “Elegías de
Varones Ilustres de Indias”, nombra a Miraca con el epitelio de “Pueblo de
Grandísimo Momento”. Asimismo, el historiador Pedro Manuel Arcaya, en su
“Historia del Estado Falcón”, dice que en 1556, en tiempos de Gobernador Arias
de Villasinda, se nombraban en Paraguaná los pueblos de Miraca, Santa Ana y
Cayeruba.
Para
el año de 1800 Miraca fue Adscrita a la parroquia Baraived, para entonces
municipio, y fue dividida en sectores llamados: Santa Inés (donde duermen los
Zamuros), Siribauco, El Caminito, Miraca Arriba, Miraca Abajo, La Montaña y
Manaure. Actualmente todos estos nombres han desaparecido.
En
la ruta entre Adícora y Pueblo Nuevo, Miraca no es un sitio que se encuentra
por casualidad. Tiene acceso vía un desvío hacia el sur, cerca de El Hato, un
pequeño aviso le indica la salida para Baraived. Miraca queda a 1,5 km más
adelante en la vía. Aproveche no solo la celebración religiosa en honor a la
Virgen de Coromoto, también pueden disfrutar de la vena artística de este
antaño lugar, su larga tradición de alfarería, desde tiempos de los primeros
aborígenes, existen familias asentadas aquí que son diestras en el trabajo de
barro cocido.
En
la actualidad esta tradición se conserva intacta de su origen indígena
ancestral. La técnica con la cual se elaboran sus famosas vasijas y ollas es de
la misma manera de hace siglos. Así que Miraca tiene la reputación de ser
"El Pueblo de Barro".
Efectivamente, ahora 70% de la pequeña población vive de la artesanía, con unos 36 talleres activos. Siempre es agradable visitarlos en su lugar de trabajo para observar el proceso. Sin embargo, la mayoría no está identificada por fuera, porque también son sus casas. Una buena iniciativa sería habilitar un espacio para exponer y vender las magníficas creaciones.
Efectivamente, ahora 70% de la pequeña población vive de la artesanía, con unos 36 talleres activos. Siempre es agradable visitarlos en su lugar de trabajo para observar el proceso. Sin embargo, la mayoría no está identificada por fuera, porque también son sus casas. Una buena iniciativa sería habilitar un espacio para exponer y vender las magníficas creaciones.
Existe
la vieja Casa de la Cultura que pudiera rehabilitarse para este fin. Sería
ideal, siguiendo el ejemplo de otros lugares, como el local detrás de la
iglesia en Moruy, donde los artesanos vender sus artesanías o como en la Casa
del Artesano en Coro en la zona colonial. Sería una manera de impulsar la
industria de la alfarería manual, que tiene el sello de nuestra nacionalidad.
Venezuela es una tierra de riquezas, conocerla es aprender y amar lo nuestro.
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