La
Laguna de Sinamaica
donde
nació Venezuela
-Jesús
Matheus Linares-
La
laguna de Sinamaica se encuentra al norte del estado Zulia a una hora de la
ciudad de Maracaibo, en el estado Zulia. Pasando el puente que atraviesa el río
Limón en la costa noroeste del lago de Maracaibo, tiene aproximadamente 50
kilómetros cuadrados de extensión y su principal afluente es el río Limón.
Cuando uno va llegando se divisan a lo lejos las típicas construcciones
indígenas conocidas como palafitos.
Se
dice que el nombre de Venezuela tiene sus orígenes en esta zona, porque los
indígenas la llamaban “Veneciuela”, que quiere decir agua grande. Otra versión
relata que cuando Alonso de Ojeda y Américo Vespucio vieron los palafitos
recordaron la ciudad de Venecia y llamaron a esta tierra “la pequeña Venecia”.
Los
palafitos son construcciones unifamiliares con techos a 2 aguas, y asentadas
con troncos son utilizadas por diferentes etnias en Venezuela, pero la que tiene
mayor presencia es la añú-paraujana, que significa gente de agua y la cual
mantiene sus costumbres de ser una etnia cazadora, recolectora y artesanal.
El
transporte dentro de la laguna se realiza por medio de las curiaras o
embarcaciones típicas de la zona hechas con troncos de árboles cercanos a la
laguna. Ahora con las nuevas tecnologías, éstas son impulsadas por motores
fuera de borda. También se utilizan para transportar turistas que visitan la
laguna.
Al
igual que los conquistadores que se cautivaron por las aguas adornadas por
pequeñas y rústicas viviendas, también usted, amigo lector, lo hará ante la
belleza exótica y los coloridos paisajes que harán de las suyas.
Es
un encanto que lo hará reencontrarse con los orígenes de nuestra nacionalidad y
es que la laguna de Sinamaica tiene una cualidad muy singular: nos regresa a
las raíces indígenas. Los aborígenes añú brindan una agradable sonrisa a quien
los visite, pero son celosos guardianes y cuidadores de su entorno. Reconocidos
por su amabilidad, carisma y hospitalidad, también son excelentes pescadores y
artesanos.
Un paseo en lancha
Para
conocer palmo a palmo la laguna de Sinamaica debe hacer un paseo en lancha. Desde
el puerto de un típico restaurant llamado El Trompo puede emprender esta
aventura fascinante, también tiene la opción en el puerto Cuervito, ubicado en
el pueblo de Sinamaica.
La
navegación por estas doradas aguas será amena. Las aguas se embellecen con
abundantes y verdes manglares, cocoteros y matas de mango cargadas de frutos. Conocerá
a los protagonistas del recorrido, los palafitos, construidos por los añú,
cuando decidieron echar raíces en esta zona lacustre para guarecerse de la
persecución de otras etnias.
Impecable mojito de
coco
La
primera estación obligada es en la iglesia Nuestra Señora del Carmen,
construida con los mismos materiales utilizados para construir los palafitos,
palma de enea y mangle. Justo al frente del templo está el restaurante y
parador turístico de Sinamaica. Es obligado
detenerse allí, donde lancheros y turistas degustan la gastronomía típica.
Allí
lo esperan un plato impecable, el mojito de coco, filete de pescado fresco de
cachama o un boca chico relleno –un pescado relleno de vegetales y camarones–,
acompañados de un refrescante “coctel”, bebida creada por los locales a base de
coco.
Y
para los suvenir, antes de abandonar el parador, hay que visitar la tienda de
artesanías. Allí encontrará sombreros, bolsos, cestas, paneras y esteras,
hechas a base de palma de enea y majagua.
Luego
le espera la próxima parada, un lugar donde nace la serenidad de la laguna y
usted se reencontrará con majestad espiritual de la naturaleza. Allí disfrutará
de un espacio en el que los manglares se juntan para formar una especie de
túnel natural, que proporciona sombra, y donde la brisa se cuela entre las
ramas de la vegetación. Los nativos lo llaman “el Túnel del Amor”. Aproveche compartir un abrazo o una caricia a
su ser querido, mientras disfruta de este paraíso tropical.
La
fauna local también adorna la escena, es común ver a las yaguasas, un ave
proveniente de la familia de los patos. Las babas se asientan en una u otra
orilla y las toninas hacen su aparición de vez en cuando, pero no es común
verlas.
Ya
al caer la tarde, cuando el sol comienza a ocultarse y comienza la hora de retorno al embarcadero,
aproveche el espectáculo que le da el atardecer de la laguna para que haga las
mejores fotografías, que siempre le recordarán tan bucólico lugar. Una variedad
de colores, naranja, rosa y hasta lila, con la perfección de un cielo azul
celeste que le proporcionarán la mejor visual que jamás haya visto: un
atardecer colorido y espectacular sobre las aguas. De seguro que quedará
prendado de este bello lugar.
Si
se atreve a aventurar e ir a la laguna de Sinamaica, hay un buen equipo de
guías turísticas. Ybiray Villalobos es una de ellas, la puedes ubicar en Jupuna
Tour por el (0414) 630 2266 o el correo electrónico: ybiray76@hotmail.com. Recuerde
visitar la laguna en cualquier época del año excepto en tiempo de
lluvias por la cantidad de mosquitos. Lleve ropa cómoda, fresca, zapatos
deportivos. Use protector solar, gorra o sombrero, y si por casualidad lo
consigue, no de je de llevar un repelente de insectos. Le aseguro que habrá
comenzado a descubrir dónde nació Venezuela.
La Iglesia Nuestra Señora del Carmen
Recuerda a Venecia
Lanchas con motor fuera de borda en la laguna
Un lugar para navegar
Donde nació Venezuela