domingo, 30 de noviembre de 2014

¿Dónde está el petróleo?

¿Dónde está el petróleo?
-Jesús Matheus Linares-
Parafraseando la película  “dónde está el piloto”  que se estrenó en Estados Unidos el 27 de junio de 1980,  primera cinta cinematográfica de Jim Abrahams, David Zucker y Jerry Zucker. Título de una comedia cómica de hace tres décadas, también podría retratar la actual coyuntura de la situación venezolana, ante la crisis producto de la caída de los precios del petróleo.
Y es que seguiremos hundiéndonos en el mar de los Sargazos. De acuerdo al informe del Ministerio de Petróleo y Minería de esta semana, el precio del petróleo venezolano perdió 89 centavos de dólar para promediar la semana en 68,08 dólares el barril. Es necesario que dejemos de ser una sociedad “petrocéntrica” y convertirnos en una “antropocéntrica”, en la que el esfuerzo de la gente y no la explotación de recursos agotables, sea la que genere ingresos para satisfacer las necesidades de la Nación.
Durante la presente semana los precios de los crudos terminaron a la baja "presionados por el incremento mayor al esperado de los inventarios comerciales de crudo en Estados Unidos. Igualmente, el mercado centro su atención en la reunión de la Opep en la cual se decidió mantener sin cambio su techo de producción", señala el reporte semanal del Ministerio.
Los precios del crudo llevan tres meses consecutivos de caída. El promedio del precio del crudo en lo que va de año es "como precio justo". Okey, pero qué hemos hecho para enfrentar la situación que se nos avecina. Ahora seguimos anhelando un precio del barril a 100 dólares, pero hemos hecho lo propio para sustituir nuestra economía petrolera rentista, por una sana economía productiva no dependiente de la producción petrolera. Ahí el dilema.
Luego del fracaso el pasado 27 de noviembre, en Viena, de bajar la producción de la OPEP, Venezuela, según Rafael Ramírez, produce 3 mil 500 millones de barriles diarios de petróleo. Voces más serias estiman que podría rozarse los tres millones. No más. Y de esos 3 millones hay deducciones automáticas como la venta a China, el suministro  a Cuba, la deferencia para con Petrocaribe y el consumo interno en el país, apenas permite que se pueda exportar 2.2 millones de barriles o algo menos.
Pero dejemos la cifra en 2.2 millones que a $ 68 (última cotización internacional) abre un boquete inconmensurable en la economía venezolana. Supongamos optimistamente que el crudo se revalorice en 15 % y se cotice en $ 78,92 que multiplicados por 1.850.000 barriles permite que ingresen $ 144.670.000 diarios. Si mantenemos el estatus vigente y multiplicamos 2.2 millones de barriles por esa misma cotización de $ 68 obtenemos $ 149.600.000, es decir, $ 4.930.000 más. En consecuencia estaríamos frente a un nuevo “negocio” chucuto. Todo ello sin considerar que si el crudo asciende a $ 78,92 resulta atractivo para los productores de USA extraer petróleo de esquisto que permite mayores beneficios y con ello Estados Unidos estaría reduciendo su brecha de dependencia externa al importar menos, de países como precisamente, Venezuela. ¿Difícil de entender?
Hoy día, junto al saldo por pagar de los cuatro Fondos Chinos y otras deudas públicas no registradas como tales, se acerca a 250 mil millones de dólares. Ocho veces más que en el 2006. El número de empleados y obreros públicos ha pasado de 1.200.000 (1998) a 2.500.000 hoy. El de pensionados del Seguro Social de 380.000 a 2.600.000. Se ha expropiado empresas privadas que generaban buenos empleos e impuestos, como Sidor, Banco de Venezuela, Cantv, Electricidad de Caracas, varias cementeras, Agro isleña, un centenar de contratistas petroleras de Lagunillas. Ojeda, Maracaibo, Barquisimeto, Ciudad Bolívar, Puerto La Cruz, y otras regiones del país, centenares de fincas en producción a lo largo de la nación. Se ha ahuyentado la inversión extranjera. Ahora qué podemos esperar.
Y como en la película que referimos al comienzo del artículo, El argumento trata un tema abordado muchas veces en el cine. La historia de una emergencia médica en medio de un vuelo causada por comida en mal estado, con los pasajeros siendo rescatados por un antiguo militar. Ahora el rescate debemos hacerlo nosotros. Cómo. Muy sencillo volviendo a las otrora enseñanzas, de hombres como Alberto Adriani, que nos hablaron de “sembrar el petróleo”, de incentivar la productividad en nuestra agobiada economía nacional para reactivar todos los sectores: textil, construcción, agrícola, metal mecánico, maderero, turístico, químico, pecuario, industrial,  para convertirnos realmente en un país de oportunidades.
Así podríamos estar blindados ante acontecimientos como la decisión de la Opep de mantener el techo de producción de petróleo en 30 millones de barriles, que  ha incidido en la caída de los precios del crudo, entre otros aspectos. Es una manera de comenzar a creer que no somos un país rico en petróleo, si no que tenemos el recurso humano dispuesto para comenzar a cimentar las verdaderas bases de una economía solida y sustentable. Ya el tiempo de las “vacas gordas”, lo hemos dejado atrás  y ahora tendremos que apretarnos el cinturón, sino seguiremos derecho al fondo del Mar de los Sargazos, un mar inmóvil.
El mar de los Sargazos, conocido desde la antigüedad, y frecuentado en el siglo XV por los marinos que buscaban la mítica isla Antilla,  producía preocupaciones, miedo y terror. Nadie había podido sobrepasarlo. Sin embargo, como se comprobaría, la dificultad que representaba a la navegación era más psicológica que técnica, y así pareciese que estamos los venezolanos, con dificultades psicológicas por los precios del petróleo, más que pensar qué podemos hacer para convertirnos en una nación productiva, debemos dejar de ser “petrocéntricos” y convertirnos en “antropocéntricos” Eso es lo queremos.


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